Les niñes descubren el mundo a través del juego, observando y explorando todo lo que les rodea. Toman consciencia de su cuerpo y de su entorno jugando y experimentando y así, de una manera inconsciente, empiezan a desarrollar recursos y mecanismos que les acompañarán durante la vida adulta.

Las primeras etapas de la vida son decisivas en este sentido, especialmente de los 0 a los 6 años. Las primeras experiencias suelen ser determinantes en el desarrollo y, en un mundo acelerado como el actual, resulta cada vez más importante cuidar del mundo emocional de les más pequeñes.

¿Cómo podemos hacerlo?

Acompañándoles y haciendo que se sientan segures para abrirse al mundo con confianza y ganas de crecer. Una infancia saludable es la base para plantar en elles la semilla de una vida adulta con recursos, confianza y salud emocional. Respetar sus necesidades es fundamental para conseguirlo, y parte de todo este proceso pasa por la libertad, el juego y el descubrimiento.

Por eso resulta tan importante observar el juego de les niñes. Si el niñe no tiene momentos de juego autónomo, si el juego no corresponde a la etapa en la que se encuentra o incluso no juega es posible que su mundo emocional no esté bien o que algunas necesidades básicas no se cubriesen en alguna etapa anterior. El juego de les más pequeñes nos dice mucho.

El juego libre es una herramienta muy potente en el crecimiento de nuestres hijes y en la crianza respetuosa, y este es uno de los motivos por los cuales en Damara nos hemos especializado en la terapia del juego convirtiéndonos en uno de los centros pioneros de Catalunya.

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de terapia del juego?

La terapia del juego es una terapia humanista no directiva que se utiliza para trabajar con niñes que tienen dificultades emocionales –miedos, tristeza, baja autoestima, ansiedad, agresividad…- o que han sufrido experiencias traumáticas o situaciones que les han generado dolor o afectado a su conducta.

Les terapeutes observamos las experiencias y las emociones que surgen cuando le niñe juega y le acompañamos en el proceso. A través del juego libre, les niñes expresan su mundo interno y las experiencias que no tienen del todo elaboradas y cerradas. También sus preocupaciones – muchas inconscientes- y las situaciones que les provocan malestar físico y emocional.

Esta terapia no directa permite crear un espacio seguro, que facilita la expresión auténtica de une niñe, que no se siente juzgade. No existen juicios ni expectativas de lo que une niñe debería hacer en la terapia del juego y eso permite a les más pequeñes expresar su mundo emocional, sus dificultades, sus sufrimientos y bloqueos, así como sentirse respetades y aceptades completamente.

La terapia del juego empodera a les niñes y les prepara para gestionar situaciones adversas. A través del juego libre y del vínculo con le terapeute, les niñes desarrollan seguridad y confianza en sus capacidades.

¿Cómo funciona la terapia del juego?

La terapia del juego está indicada para niñes de 3 a 12 años y su duración dependerá de la evolución de cada caso en concreto.

El acompañamiento por parte del terapeute siempre se hace desde el presente y desde la situación que vive le niñe en el momento de la terapia. Por tanto, en el inicio del proceso no se confrontan hechos ni situaciones dolorosas, sino que simplemente se trabaja para dar seguridad y poner límites y orden de manera amorosa.

Les niñes se encuentran con un espacio de desarrollo, autorregulación y autosanación en compañía de une adulte que les cuida y permite expresarse, pero que pone límites cuando hay situaciones o dinámicas que no son nutritivas para elles. De esta manera, se inicia un proceso de cambio en el comportamiento de les niñes de manera respetuosa.

El objetivo de la terapia del juego es ofrecer al niñe un entorno lúdico, respetuoso y empático, así como un acompañamiento para que sienta más confianza en la vida y entienda sus emociones y todo lo que sucede en su mundo interior. Las herramientas son sencillas: el juego libre y diferentes lenguajes como puede ser los de la música, la pintura, la escritura, los cuentos o el teatro.