El duelo es un proceso que se activa cuando en nuestras vidas sucede algo que no deseamos y que provoca que la realidad a la que estábamos acostumbrades cambie de golpe. Normalmente, estos procesos se asocian a la muerte, pero existen tantos duelos como realidades personales: una separación, un cambio de domicilio o de ciudad, un cambio de escuela, una enfermedad grave, etc.

Las pérdidas son una de las vivencias más intensas y dolorosas que protagonizamos les seres vives. Los procesos de adaptación y duelo no son fáciles y de hecho, cada duelo es diferente e intransferible. También las maneras de expresarlo y su duración. Aun así, la sensación de ansiedad que sentimos cuando alguien o algo que queremos ya no está cerca puede estar presente desde los primeros meses de vida.

Les niñes también viven sus propios duelos y pérdidas, aunque a menudo pensemos que elles no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor o que no pueden entenderlo, incluso que lo olvidan rápido. En realidad, todo eso no son más que excusas que les adultes nos decimos para protegerlos… y protegernos, ya que en el proceso de acompañar su duelo nos podemos sentir m inseguros y faltos de recursos.

En esos momentos surgen preguntas como ¿Qué hago si llora? ¿Cómo le explico lo que ha sucedido? ¿Cómo puedo hablar de emociones y sentimientos? ¿Qué digo si me preguntan por la muerte? Y nos bloqueamos porque a veces a duras penas podemos gestionar nuestro propio duelo.

No existen respuestas universales para estas preguntas. Tampoco correctas, pero sí la realidad de que les niñes perciben la pérdida y el sufrimiento que comporta, aunque es posible que lo expresen de una manera diferente a la de les adultes. Por eso, es importante aprender a acompañar de la mejor manera posible a nuestres hijes o alumnes en sus procesos, que en tiempo de pandemia además se han multiplicado para todo el mundo.

Es necesario hacerlo con naturalidad, sinceridad y generando espacios de conversación en los que siempre haya una puerta abierta para hablarlo cada vez que ellos quieran o lo necesiten. No en vano, intentan entender que las cosas se acaban: el curso, el trimestre, un viaje… Un concepto que habitualmente se aprende entre los cuatro o cinco años, pero que incluso a les adultes nos cuesta aceptar.

Saber gestionarnos a nosotros mismos también es algo realmente importante para acompañar la gestión de les más pequeñes. Conectar con nuestras emociones y a través de ello, darles permiso para que elles también conecten con las suyas y no las repriman.

Un duelo puede convertirse en una gran oportunidad de aprendizaje siempre y cuando dispongamos de herramientas. Por eso, aquí os dejamos el enlace a la interesante charla que tuvimos acerca del duelo en tiempos de confinamiento con Meritxell Giralt, maestra de educación infantil, primaria y especial y terapeuta familiar sistémica.