Este mes hablamos del carácter y la personalidad de les niñes. Cuando nos convertimos en madres o padres, a menuda, nos preocupa cómo serán nuestres hijes, qué actitudes tendrán ante la vida y cómo evolucionarán como personas. Dudas y cuestiones que pueden resumirse en una pregunta: ¿el carácter nace o se hace?
La respuesta es que el carácter viene muy definido por las vivencias que tiene une niñe y en este artículo intentaremos explicarlo.
Cuando le niñe nace ya viene con un temperamento que viene influenciado por la genética, pero también por las vivencias intrauterinas. Nacen con ese temperamento, que es el que hace que cada bebé se comporte de una manera al resto. Podríamos decir, por tanto, que de inicio hay una parte de entorno y una parte de genética.
Le niñe ya recibe información, estímulos y sensaciones de la madre y del exterior durante la gestación. La conexión con la madre es tal que puede sentir sus estados emocionales y escucharla… y esta información empieza a moldear su carácter y personalidad. La vivencia no es la misma si durante el embarazo la madre ha sufrido una separación, una pérdida o se ha sentido sola que una madre que ha estado sostenida por su red afectiva en todo momento. Este tipo de experiencias tienen un impacto emocional en la madre y, por tanto, también en el bebé.
La familia, y después la escuela, tienen una gran importancia en el desarrollo del carácter de le niñe. Su entorno, contexto y experiencias vividas determinan su personalidad. De ahí, la importancia de saber acompañar a une niñe, pero sobre todo entender cómo funcionan las diferentes etapas del desarrollo de les más pequeñes.
Comenzamos por la etapa de sustentación (gestación, parto y nacimiento) o etapa uterina/ocular
En esta primera etapa de desarrollo, el vínculo con la madre es fundamental. Los sentidos ya están activos y el feto siente, huele, saborea y escucha. Exista la memoria implícita de todo lo que sucede y la experiencia del parte marca tanto al bebé como a la madre, hecho que hace que la calidad de los primeros contactos y miradas sea muy importante.
Al tratarse de un estadio muy primitivo, las fijaciones en esta etapa son más complejas. Entendemos como fijaciones aquellos rasgos del carácter que aparecen en los seres humanos cuando alguna de las necesidades que demandan las diferentes etapas de desarrollo no han sido cubiertas. Lo que suceda en esta etapa tendrá una importancia relevante en el desarrollo psíquico del bebé ya que tiene menos defensas y estructura.
Etapa de incorporación (hasta los 18 meses) o etapa ocular-oral
En esta etapa, las necesidades del niñe se multiplican y el vínculo fuerte y seguro con la madre – o vínculo primario- son esenciales para generar confianza, ya que aquí es cuando el mundo interior del bebé empieza a crearse a partir de sus primeras experiencias de vida, de placer y contacto. La exploración del ambiente requiere de una base afectiva segura. Les bebés van adquiriendo autonomía progresiva de la madre, una autonomía que no se debe intentar forzar ni retrasar, sino que debe dejarse que se produzca de manera natural y saludable. Si no es así, si las madres y pares reaccionan con incomodidad o distancia ante los estados emocionales de les niñes, pueden surgir fijaciones como la sensación de carencia, un carácter rebelde o difícil o un desarrollo precoz del habla y del andar para compensar las necesidades insatisfechas.
Etapa de producción (de los 18 meses a los 3 años) o Etapa Anal
La autonomía de les niñes se termina de desarrollar en esta tercera fase de crecimiento. Aquí empiezan a descubrir el mundo por su cuenta y també a separarse más de la madre o del vínculo primario. Quieren libertad, aparece la famosa fase del NO y, como consecuencia, aparecen los primeros conflictos con las madres y los padres.
Con los primeros límites, le niñe experimenta los primeros registros de vergüenza, humillación y contención. También surge la duda. Una excesiva rigidez, severidad o irritación en les adultes pueden generar fijaciones como la sumisión, la ansiedad o la tozudez en nuestres hijes. El acompañamiento y respeto en una etapa tan intensa de descubrimiento y autonomía resulta muy importante.
Etapa de identificación (de los 3 a los 6 años) o Etapa Genital Infantil o Fálica
Por primera vez, el cuerpo y la persona del niñe se fusionan y toman conciencia de quiénes son… o empiezan a hacerlo. Se separan de la madre y aparece la iniciativa, la espontaneidad y el propósito. También la exploración sexual y caminan por primera vez hacia a un ser social.
Les niñes aquí empiezan a percibir que el mundo tiene unas reglas y unos valores y experimentan por primera vez la culpa. Por eso, es importante que le niñe reciba dosis óptimas entre satisfacción y frustración y no se reprima, por ejemplo, su reacción sexual.
Las fijaciones en esta etapa pueden generar futures adultes con dificultades, entre otras, en la entrega amorosa o convertirlos en emocionalmente dependientes de los padres.
Etapa de estructuración (de los 6 a los 12 años)
La búsqueda de conocimiento, aprendizaje y socialización marcan una etapa en la que se produce un gran desarrollo de la personalidad. El universo familiar se ve desplazado por el escolar, el mundo cambia y es aquí donde pueden aparecer las fijaciones generadas en etapas anteriores.
Los cambios y la percepción de une misme pueden provocar miedos en nuestres hijes. Aparece por primera vez la desvalorización personal y la autoestima se vincula a la capacitación -escolar, de concentración…-. En el caso de les preadolescentes, además, se puede dar el caso de una sobrevaloración de modelos externos, que se une a la maduración sexual y a la necesidad de interiorizar y de estar sole.
Esta es una etapa compleja para les niñes y, a menudo, también para les adultes. La línea es cada vez más difusa entre ser niñe o adulte y surgen fijaciones como la no aceptación de la propia imagen o dificultades para relacionarse con les altres o para aprender.
Como mapadres no podemos o no deberíamos aspirar a ser perfectes y detectar y entender todo cuánto sucede durante el crecimiento y desarrollo de une niñe. Cometeremos errores, como todo el mundo. Pero entender estas fases y profundizar en su conocimiento es fundamental para acompañar a nuestres hijes en el proceso de crianza. Y si vemos que no somos capaces del todo, pedir ayudar y acompañarnos como adultes. Por eso, en Damara nos dedicamos a lo que nos dedicamos. Sabemos que no siempre es fácil y, por eso, siempre nos encontraréis al otro lado de la pantalla para cualquier cosa que necesitéis.